El Gobierno está priorizando un diagnóstico de la industria nacional de fundiciones el 2022, enfocándose en infraestructuras limpias y rentables. La tecnología actual cumple con altos estándares de emisiones internacionales y permite evitar las zonas de sacrificio. Expertos consideran que una fundición rentable debe tener una capacidad de tratamiento cercana al millón de toneladas de concentrado.
La decisión del Gobierno de desarrollar nueva capacidad de fundición en Chile se basa en consideraciones económicas, ambientales y estratégicas.
Fundir y refinar más en el país contribuiría a reducir la huella de carbono y resolver riesgos geopolíticos. Se busca fortalecer la capacidad de fundición de manera rentable y cumpliendo con estándares ambientales. Pronto se dará a conocer una estrategia en ese sentido.
A continuación te dejamos el texto de la carta que envió el subsecretario de Minería al Mercurio, en relación a la capacidad de fundición y el cierre de Ventanas:
“Desde el Gobierno, en 2022, hemos priorizado un diagnóstico de la industria nacional de fundiciones. Actualmente, estamos avanzando en un proceso participativo que enfatiza dos requisitos clave para la nueva infraestructura: que sean limpias y rentables. Esto se puede lograr mediante una correcta selección de tecnología y la capacidad de tratamiento.
La tecnología utilizada en 1964, cuando se inauguró la Fundición Ventanas, difiere mucho de la tecnología disponible en la actualidad. La tecnología actual permite cumplir con los más altos estándares internacionales de emisiones, que son alcanzados por fundiciones europeas o asiáticas que operan sin generar las denominadas “zonas de sacrificio” en su entorno.
En cuanto a la escala, los expertos opinan que, para ser rentable, una fundición debe tener una capacidad de tratamiento cercana al millón de toneladas de concentrado. Esta cifra es significativamente mayor que la capacidad de diseño y operación que tenía Ventanas. Por lo tanto, a partir de su reciente cierre, no es justo inferir, como sugiere el análisis preliminar de su editorial del sábado pasado, que el desarrollo de nueva capacidad de fundición en Chile “no solo puede resultar no rentable, sino que, además, ser ambientalmente dañino”.
La decisión del Gobierno de apostar por el desarrollo de la capacidad de fundición no es una propuesta ideológica para el desarrollo productivo, como se sugiere en su medio. Además de consideraciones económicas y ambientales, también se tienen en cuenta razones de carácter estratégico. Somos conscientes de los esfuerzos realizados por el sector minero para reducir la huella de carbono del cobre chileno, pero estos esfuerzos son frágiles si no mantenemos el control y la trazabilidad de las emisiones de carbono asociadas a los concentrados que salen del país para su procesamiento en el extranjero.
El fortalecimiento de nuestra capacidad de fundición no solo contribuiría a mejorar esta situación, sino que también resolvería riesgos geopolíticos, como la alta proporción de concentrados complejos o con elementos penalizados que podrían ser rechazados en fundiciones extranjeras.
Considerando razones estratégicas, fortalecer nuestra capacidad de fundición es un camino viable que puede llevarse a cabo de manera rentable y cumpliendo con estándares ambientales cada vez más exigentes. Estamos trabajando en una estrategia que pronto daremos a conocer.”
